Al combinar la fachada ventilada y poliuretano como sistema de aislamiento exterior dotamos a los edificios de múltiples ventajas como el incremento del aislamiento térmico y acústico.
La fachada ventilada está caracterizada por crear una cámara de aire en la parte exterior de la fachada del edificio. Para aislar este tipo de fachadas, uno de los materiales más eficientes es el poliuretano. Este material aporta una serie de ventajas:
El poliuretano tiene diferentes aplicaciones pero en las fachadas ventiladas hay dos tipos de poliuretano que destacan:
Para el aislamiento de las fachadas ventiladas la solución más utilizada es el poliuretano proyectado, que consiste en la aplicación in situ de espuma de poliuretano. Este aporta un óptimo aislamiento térmico, estabilidad mecánica y seguridad.
Existen diversos tipos de poliuretano proyectado según las prestaciones que se desee obtener. Para el aislamiento y la protección de fachadas ventiladas se recomienda un poliuretano que alcance al menos los siguientes requisitos:
Si tenemos en cuenta estas recomendaciones podremos conseguir una fachada ventilada segura, duradera, estanca, impermeable y con el nivel de aislamiento que se exige.
La combinación de estas planchas con las fachadas ventiladas, sumado a un buen aislamiento de la cubierta, podría ayudarnos a ahorrar hasta un 60% de la energía que se pierde en los edificios que no están bien aislados.
La plancha de espuma rígida de poliisocianurato sería la capa interior de la fachada ventilada. Para fijar estas estructuras se utilizan fijaciones metálicas estándares.
El hecho de que exista una cámara de aire ventilada entre la capa interior y la piel exterior del edificio asegura la estabilidad térmica del edificio tanto en verano como en invierno. Así, en verano se conseguiría una menor absorción del calor y en periodos más fríos se produciría una menor dispersión del calor interior.
La combinación de estos dos sistemas proporciona varios beneficios:
En resumen, el aislamiento con poliuretano es la mejor opción para las fachadas ventiladas ya que aporta un mayor aislamiento térmico y acústico, reduciendo así el consumo energético y el ahorro para los habitantes.